Por Juan Tomás Valenzuela
“Yo no soy un pariguayo
cómo Danilo y Leonel”
Dijo ayer este lebrel,
privando en tiguere gallo.
Después de presentar fallos
que mermaron su salud,
hoy muestra buena actitud
al sentirse renovado
del cáncer que lo ha postrado
al filo de un ataúd.
Este patán despreciable,
casi al borde de la muerte,
soltó al ungido a su suerte
(y también lo soltó Amable)
Y hoy que se ve saludable
por obra y gracias de Dios,
viene con el chiste atróz,
de que bebe romo malo,
más que Lidio, que Gonzalo
y la inefable Margó.
Él cree que le luce el chiste,
con sus ojos de lagarto,
de que se bebe mis cuartos
y yo aquí, comiendo alpiste.
Más le vale que se aliste,
pues su asombrosa riqueza,
ya será puesta en la mesa
como la de otros patanes,
que vivían jugando sanes
y hoy creen ser de la realeza.
Este cabeza cuadrada
que se hizo rico al vapor
y ahora defiende su honor
de forma desvergonzada,
cree que no va a pasar nada,
que igual que la enfermedad,
va a salir con libertad
de la acusación de dolo,
junto al penco, Torombolo
y doña Promiscuidad.
Si este truhán sabe contar,
que cuente conque esta gente
le va a armar un expediente
y que lo van a enjuiciar.
Reinaldo, no va a lograr
librarse de la prisión.
Sus actos de corrupción
han sido más que evidentes,
junto al penco, al presidente,
a Jean Alain y a Rondón.
Juan de los Palotes
20 septiembre 2020